Dejemos de lado los tabús

Dejemos de lado los tabús

 

Dejemos de lado los tabús

Sin duda, algo que perjudica y coarta la posibilidad de romper con el silencio de una víctima de abusos sexuales, son los tabúes que giran en torno al tema. 

La visión social que hay sobre el abuso sexual a menores hace un daño terrible. Además, es muy distinta a la existente, por ejemplo, hacia situaciones de maltrato físico, señala a El Huffington Post Noemí Pereda, psicóloga y experta en abusos a menores. Aclara los motivos del rechazo al tratamiento del asunto: «Es una bomba que toca temas delicados y rompe tres mitos: infancia, sexo y familia».

Mi primera charla

Cuando di mi primera charla en el Instituto Anna Ravell de Barcelona, al finalizar mi discurso vino una ronda de preguntas. Las preguntas que me hicieron fueron, por ejemplo: ¿la persona que te hizo eso está en la cárcel? ¿cuantas veces fuiste abusada? ¿quién era esa persona?… mi respuesta a estas preguntas fue la siguiente:

“ Fijándonos en estas cosas, haciendo este tipo de preguntas, concentrándose en el morbo y queriendo saber detalles que son íntimos de cada persona. Lo que hacemos con este tipo de preguntas es perjudicar aún más a una víctima. ¿Qué ocurría si en esta sala hay alguna otra persona que haya paso por lo que yo pasé? Esta persona tendría aún menos interés en poder explicar lo que le ocurre. Escuchando a los juicios y prejuicios en lo que nos fijamos sobre este tema y a los que ella pueda verse sometida si contara su historia”.

Eran alumnos entre 15 y 16 años, quizás es normal que puedan hacer este tipo de preguntas, pero la realidad es que nuestra sociedad tiene tendencia a fijarse también en estos aspectos al conocer una noticia sobre abusos sexuales. Lamentablemente  algunos  medios de comunicación sienten gran interés en estos aspectos cuando publican alguna noticia sobre esta temática sin dimensionar lo perjudicial que puede llegar a ser una noticia con un enfoque de dramatismo. Dejando una impresión de los hechos como algo aberrante. Lo que ayuda a que estas personas quieran taparse los ojos antes hechos tan dramáticos, obstaculizando así la capacidad de preocuparse por esta problemática y enfocarse en lo que realmente importa. En las víctimas. En los daños que causan los abusos en el desarrollo de su futuro. En los niños.

Es este punto de vista con el que enfocamos nuestro proyecto. En mis conferencias no hago mención a estos aspectos. He explicado mi historia, mi intimidad, he puesto nombre a mis abusadores y he entregado detalles a las personas que eran necesarias.

Sé que si enfocara mi historia en explicar los aspectos más íntimos, que generan morbo y aterrorizan, no podría generar conciencia en las personas que me escuchan y estas no nos ayudarían a divulgar nuestro mensaje, que es lo que necesitamos para que muchas mujeres y niños del mundo no tengan miedo y vergüenza de romper el silencio. 

He leído que por cada caso que se conoce de abusos sexuales hay otros 20 que están aún escondidos. Al comenzar a hablar sobre mis abusos comencé a darme cuenta de que estos datos van en la dirección correcta. He escuchado con frecuencia personas que me dicen “ yo se de una amiga” “ yo conozco alguien” “en mi familia también ha pasado” “a mi también me ha pasado esto” (y yo que me sentía como un bicho raro)

Por todo esto, es importante abordar el tema con responsabilidad. Transmitir un mensaje de apoyo cuando hablemos sobre el tema. Evitar caer en comentarios y preguntas que perjudican o simplemente no hacer juicios ya que una víctima que vive silenciosa puede estar a tu alrededor.

Silencio, culpa y vergüenza

Me pasé años en silencio por culpa de estos tabúes. No escuché nunca hablar a nadie de esto cuando era una niña, siempre pensaba que eso que me pasaba, que desconocía, no podría ocurrirle a ninguna de mis amiguitas o compañeras. Me sentía única en el mundo. De adolescente, pensaba en explicarle a alguien mi historia, en pedir ayuda. Cuando necesitaba consuelo, inmediatamente la culpa y la vergüenza bloqueaban mi capacidad de hablar, de explicar. 

Hoy que llevo tantos meses sintiéndome libre de aquello, me atormento por tantos años. Ahora tengo más fuerzas para luchar por nuestra causa. Queremos que otras personas en el mundo que hayan sufrido algún tipo de abuso en la infancia puedan sentirse libres de todas las secuelas que causaron estos actos. Que se enteren que hay algo más allá de nuestro sufrimiento. Que hablar, explicar, sin duda cambiará sus vidas. Como ha pasado con la mía…